¿LA NOTA DISCORDANTE?

Los que vivimos en el campo tenemos la fortuna de asistir de primera mano en estos días al mayor de los espectáculos: la explosión de la primavera. Cuando ésta llega, derramándose sobre el paisaje, esmaltando los campos con los bellos colores de las flores, en un repertorio delicioso de rojos, azules, violetas y amarillos; cuando los árboles estallan de esplendorosas galas verdes, y los gorjeos de los pájaros y la música de las aguas del río acompañan el paseo, se tiene la impresión de que allí todo esta en su sitio, que hasta la más simple de las hierbecillas del suelo cumple exactamente con la misión y el ciclo vital que le está destinado.
¿Será que en la armonía del mundo somos los seres humanos, inteligentísimos, evolucionados, moldeados y perfeccionados por siglos de civilización y conocimiento, la única nota discordante?. A veces resulta tristemente inevitable llegar a esa conclusión.
¿Será que en la armonía del mundo somos los seres humanos, inteligentísimos, evolucionados, moldeados y perfeccionados por siglos de civilización y conocimiento, la única nota discordante?. A veces resulta tristemente inevitable llegar a esa conclusión.