¿NO SE PUEDE HACER NADA?

Cada vez que las televisiones nos sirven esas terribles imágenes de niños muertos y heridos por los ataques en Gaza, y veo sus pequeños cuerpos destrozados, sus caras con la cerúlea marca de la muerte, me hago la misma pregunta: ¿no se puede hacer nada para detener tanto horror?.
Ese terrible conflicto palestino-israelí, lleva latiendo con su dramática pulsión tantos años, que ya nos parece que forma parte del “paisaje” mundial de las guerras inevitables. Con algún pequeñísimo episodio de “alto el fuego”, que no se puede ni llamar paz, dada su fragilidad, árabes y judíos se matan en una interminable sucesión de actos de violencia, que en un caso se manifiesta con terrorismo, y en el otro con acciones de ejército más organizadas, y que se lleva por delante vidas y haciendas, en una espiral terrible de acción-reacción.
Dios me libre (ya sea Alá o Jhavé), de defender las acciones terroristas de cualquier clase que sean, y los extremistas de Hamás han roto en ésta ocasión la tregua hostigando con sus acciones a Israel, pero si creo en la gran desproporción de la respuesta judía ante esa provocación. No hay más que comparar el número de muertos en uno y otro bando, y la enorme destrucción provocada en Gaza.
Nadie puede discutir a un Estado su derecho a defenderse, pero sí deben estar regulados los términos y la magnitud de esa respuesta.
Nunca se ha distinguido Israel por hacer mucho caso a las directrices de los organismos Internacionales, pero si creo que se debería de forma firme y urgente hacerle saber que cruzar los límites no puede quedar impune.
Hay que darse prisa, muchos niños van a morir todavía, mientras los adultos, políticos ó no, toman decisiones que ellos no entienden.

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