LA CATEDRAL

Y que decir de ese hermoso momento del atardecer, en esos anocheceres en que el día se va apagando lenta y perezosamente, y el sol, ya en el ocaso la acaricia, poniendo un nimbo de oro en su cimera. Yo he tenido varias veces la suerte de disfrutarla en esas ocasiones en que las cigüeñas buscan su acomodo en su bella estructura, revolando para posarse en los pináculos, y entonces ya el espectáculo es completo. Cada pico de piedra tiene encima su correspondiente “ocupante”, prestándole un aspecto extraordinario
En esa hora postrera de la tarde, cuando el cielo toma un precioso azul-violeta, la Catedral parece adormecerse, como buscando la calma de la noche. Y mañana otra vez un sol distinto, aunque siempre sea el mismo, la despertará, para seguir ahí, como un familiar y precioso fondo de nuestra Plaza Mayor.
En esa hora postrera de la tarde, cuando el cielo toma un precioso azul-violeta, la Catedral parece adormecerse, como buscando la calma de la noche. Y mañana otra vez un sol distinto, aunque siempre sea el mismo, la despertará, para seguir ahí, como un familiar y precioso fondo de nuestra Plaza Mayor.