ANOCHECE EN EL SANTUARIO

Las peñas que lo guardan se adormecen
cuando el sol se desliza hacia el ocaso
y detrás del Alcázar ya atardece
con lentitud de rito, paso a paso.

Dentro del Santuario, la Señora,
esa Fuencisla nuestra, tan querida,
parece recogerse en sus altares
por ángeles y lunas sostenida.

Las grajillas se esconden en sus nidos
para pasar la noche cerca de Ella,
no puede haber lugar que sea más dulce
que el cálido refugio de esas peñas.

El río se desliza susurrando
y a los pies de la hermosa fortaleza,
su eterna canción de agua va entonando,
mientras corre despacio, con pereza,

pues quisiera quedarse para siempre
en un lugar colmado de belleza,
y cerca de la Virgen, soberana
de una ciudad tan llena de nobleza.

La alameda se duerme silenciosa,
recibiendo la noche en calma quieta,
sabiendo que mañana, un sol distinto,
aunque siempre sea el mismo, la despierta.

Allá arriba, Segovia, que aún conserva
una postrera luz sobre la sierra,
recibe estremecida, el frío relente
que le envía de allí, la Mujer Muerta.

Entradas populares