Amanecer en tierra de pinares



Los pinceles de Dios pintan el cielo
con deliciosos tonos incopiables.
El sol, aún escondido tras el monte,
da al horizonte luces admirables.

El aire fresco y limpio en la mañana
huele a tomillo en flor, a pino verde,
y a escarcha que dejó la madrugada.

Un extraño silencio, con ruidos,
un preludio expectante, nos rodea,
la tierra sabe que llega un nuevo día
y, con serenidad, la tierra espera

Los pájaros, cobardes todavía,
esperan a cantar a que el sol llegue.
Y éste momento, breve, en la mañana,
magia de Creación cada vez tiene.

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