EL JARDÍN BOTÁNICO

 
                   

                      Debemos reconocer que el Jardín Botánico de nuestra ciudad, Segovia, es pequeño en espacio y humilde en especies si lo comparamos con la importancia de los existentes en otras ciudades, sin embargo es un espacio acogedor y bien cuidado que nos permite asistir de primera mano a los cambios que experimenta la Naturaleza en las diferentes estaciones del año.
                      Es delicioso sentarse en primavera a contemplar la explosión de vida de las plantas, mientras los pájaros, entre los árboles, trinan sin descanso y los niños pequeños corretean alegres en sus enarenados caminos. Y qué decir del maravilloso tiempo de otoño, cuando el sol, lejos ya de los rigores del verano, se convierte en una caricia sobre la piel, mientras los árboles y arbustos se visten con los preciosos colores de la otoñada.
                    Resulta  muy grato contemplar los giros de la noria de corriente que, de eje horizontal y de materiales metálicos, sustituyó hace algún tiempo a la anterior, construida en madera, y que estaba muy deteriorada. También son reseñables los hermosos murales cerámicos que creó para el Botánico, el artista segoviano Mariano Carabias.
                   Entre las diferentes especies, yo destacaría por su belleza, un arbusto de Arce Japonés, que en otoño luce sus preciosas hojas de un hermosísimo color rojo, y que, al ser atravesado por el sol, produce un efecto mágico.

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